miércoles, 6 de noviembre de 2013 | Por: Pedro López Ávila

OBAMA Y LA VIEJA DEL VISILLO




Muchas veces, cuando se habla con la familia, amigos o allegados se tiene la creencia de que hay determinadas cosas que no se deben decir por teléfono. De ahí que en determinadas ocasiones cuando uno está realizando algún comentario que se corresponda con la intimidad sea frecuente el decir: "bueno, ya hablaremos, que estas cosas no conviene hablarlas por este medio". Sin llegar a estados paranoicos resulta que cuando oímos algún pequeño ruido en la línea que perturbe la conversación solemos decir con socarronería que tenemos pinchada la línea para que la conversación derive hacia otro lado.

Esto, que no es nada nuevo, pues, en verdad, la condición humana está sometida a la curiosidad y a la pasión golosa. Estamos tan ávidos de noticias con tanta indiscreción e impaciencia que perdemos toda compostura para ocuparnos antes de una conversación en un cruce de líneas que de la nuestra propia, vicio, por otra pate,  muy contrario a la indolencia. Yo he visto a hombres que después de múltiples citaciones para acudir a organismos oficiales que no se entretienen en abrir una carta o descolgar un teléfono por reiteradas veces que oigan el sonido del mismo.

Con el avance de las nuevas tecnologías,  hemos pasado del teléfono fijo al movil, al skype, al whatsapp o email, en las que las conversaciones son mensajes y no sólo quedan registradas, sino que puede saberse la localización milimétrica en la que se encuentran los interlocutores. Estamos cayendo en unos terribles, gravísimos, problemas para que nuestra intimidad quede indemne.

En este estado de cosas, hemos llegado a tal grado de inseguridad que  en la actualidad tienen más conocimiento de nosotros las grandes compañías, los gobiernos e incluso organizaciones mafiosas, por ejemplo, que cualquiera de sí mismo.
 Claro que ahora, a los que les aprieta el zapato es a los propios gobiernos. Que sepamos, por dar algunos datos significativos, en 2012 la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos interceptó, en un mes, 60 millones de llamadas telefónicas a ciudadanos de España. ¿Quién sabe, Juande, si alguna podrían haber sido tuyas o mía? Que estamos hablando de un mes solamente.

Uno, que se siente poco importante en este perro mundo, podría darse la casuística de que, aunque fuera por error, los americanos pudieran conocer algún pecadillo venial que hubiera cometido al hablar telefónicamente. Pero bueno, lo verdaderamente dantesco es que, ni más ni menos que la mandamás de Europa, Angela Mérkel, podría haber sido objeto de estos pinchazos telefónicos desde 2002, de la misma manera que numerosos líderes europeos, jueces, fiscales, periodistas, El Vaticano y hasta la propia "vieja del visillo", que ya es un decir...

Sin embargo, lo que más me sorprende de todo esto es que el señor Obama no sabe nada de esto, o como se dice ahora, no tiene constancia de nada. No sé a ciencia cierta cuál será la reacción de la susodicha "vieja del visillo", ella que tiró de la manta del caso Wikileaks, que destapó los casos de corrupción de "los Roñeras" y fue pieza importante en el descubrimiento del escándalo del Watergate contra el presidente Richard Nixon, podría haber sido también objeto de contraespionaje. Sin embargo tiene la ventaja de que ella no utiliza email, whatsapp, skype o no dispone de línea wi-fi, sino que todo lo lleva en la cabeza, con lo que es más probable que no haya sido escuchada por Obama sobre secretos de estado que ella muy bien conoce.

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