miércoles, 12 de junio de 2013 | Por: Pedro López Ávila

ESTO VA PARA LARGO


Galán Polaino - www.galeriadeartelazubia.com

¿A quiénes creen que van a convencer aquellos que antes decían que ya se observaban brotes verdes en nuestra economía o los que dicen ahora que el pesimismo está en retirada? Estimo que a los incautos que no ven la realidad más allá de los que ven al mundo por el agujero de un canuto. Pero de todo esto lo que más me entristece es que unos y otros tienen sus palmeros, antiguamente eran lacayos, y no tienen otra solución que aplaudirlos y creérselos.

¿Qué se consigue llenando de fantasía e irrealidades a la imaginación de los demás, a base de infundadas esperanzas, si luego les dejamos vacío el entendimiento y la conciencia? No nos dejemos caer fácilmente y tan hondo en brazos de los demás que anulemos nuestras fuerzas.

Ya sabemos que la confianza es un elemento fundamental para la economía, pero la confianza debe tener siempre algún asidero en el que fundamentarla. No vale sin argumento alguno y sin rigor el empleo de frases grandilocuentes, cuando la realidad de la miseria y de la pobreza se impone antes nuestros ojos.

¿Acaso la gente sabe que en la actualidad más de 8 millones de personas en Alemania del Oeste ganan unos 11 euros por hora y que en el antiguo territorio germano oriental el sueldo mínimo es de 8 euros por hora?

Pues bien, si esto sucede en una de las economías más saneadas de la U.E. en donde ya se están produciendo desequilibrios importantes en cuanto a la distribución de la riqueza ¿qué podemos esperar de países como el nuestro con tasas de paro próximas al 30% de la población activa?

Sinceramente, por naturaleza y hábito soy dado al optimismo y no quisiera atormentar más aún con mis pensamientos y opiniones a nadie, pero lo que no me gusta es que me vendan motos y mucho menos que a espíritus con poco conocimiento se les pueda albergar juicios en donde se sabe que no existe un contrapeso, es decir, sin capacidad crítica y analítica; pues ya nada tendrá que ver para sucesivas generaciones desde el punto de vista de la economía doméstica la realidad que tendremos que soportar.

Además, nuestros políticos ensoberbecen cuando llegan al poder, y en lugar de aprovechar las ideas que les pudieran ofrecer las minorías y extraer conclusiones parlamentarias de los otros grupos, sólo intentan hacer gala de las suyas, esforzándose de una manera enfermiza más en soltar su mercancía que en adquirir algunas ideas de los demás que pudieran enriquecer un trayecto común que redundaría en beneficio de todos. El silencio en la escucha y la modestia no son, por consiguiente, virtudes por las que destaquen nuestros políticos, muy convenientes e importantísimas para lo que ellos mismos denominan negociaciones.

Así las cosas, con la obstinación y la confrotación, me parece a mí que esto va para largo. Pero, bueno, esto es así en nuestras democracias el que manda es porque que ha recibido legítimamente el poder a través de las urnas y por tanto manda, al parecer como quiere, puede o lo dejan.

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