miércoles, 3 de octubre de 2012 | Por: Pedro López Ávila

CRISIS Y ESTADOS DE ÁNIMO


Joaquín Ureña - Luz en la mesa - www.galeriadeartelazubia.com

Ayer, hablando con un conocido me manifestaba su estado de desasosiego, su turbación y cómo las preocupaciones le estaban fastidiando la vida; a la vez me indicaba que la mayoría de la gente con la que tenía que tratar en su negocio les sucedía algo parecido, que el personal estaba cabreado consigo mismo y con el mundo entero, y me interrogaba si no tendría alguna relación estas actitudes con la crisis económica que estamos padeciendo.

La pregunta me hizo reflexionar. Me detuve un poco a pensar y comprendí que verdaderamente las personas, que hemos vivido en este mundo mercantilizado, cada día estamos más envenenados y lo peor de todo es que, aunque los asuntos económicos repercutan de manera muy directa en el estado anímico, por si solos no lo explican todo.

Seguí, a solas, dándole vueltas a la cabeza, y comprendí que el carácter de la época presente está marcado por un sistema sin fin moral, dado que casi todas las instituciones han perdido su tendencia unitaria, en contraste con otras periodos de la historia u otros lugares habitados de nuestro planeta (muy pobres por cierto), en el que la gente está afortunadamente unida por la comunión de ideas: sus relaciones con el prójimo se sujetan en creencias sociales muy arraigadas y en sentimientos muy profundos.

Los delirios de grandeza que ha vivido Occidente y la apología del vicio, que incluso se ha practicado en este lado del mundo, no son asumidos por parte la población con demasiado entusiasmo y algunos llevan peor la factura de su teléfono móvil que sentirse almas retorcidas.

Con esto no quiero decir que los que hayan perdido, su trabajo, su casa, su negocio y hasta el pan que nos sustenta, deban estar contentos con la acción de los que les han provocado tanto mal, así como tanto fracaso y frustraciones diarias por no poder atender con dignidad y legitimidad a las familias que tienen que mantener y defender.

Digo que llevamos mucho tiempo con el sentimiento vacío, ya hasta con los seres más cercanos, y digo las contrariedades que siguen sufriendo los pueblos en donde vive instalada la injusticia de forma permanente, en donde millones de niños mueren de hambre, o en donde dos tercios de la población viven acosados por la hambruna y, sin embargo, mantienen aún la esperanza; y digo que existen cientos de conflictos internacionales abiertos en el mundo (lo que antes se denominaban guerras), y digo, por último, que de las crisis no se sale con el desánimo, con el malestar, con el abatimiento o con el desconsuelo.

De las crisis se sale con actuaciones nobles ( pero sépase que para que sean nobles deben ser arriesgadas), con responsabilidad, con las manos abiertas y la sonrisa en los labios, con perseverancia para enfrentarse a los problemas cuando nos acucian, con el trabajo de todos (aunque el de los políticos lo dejemos aparte), con el sentimiento, sin escatimar ante los indefensos, uniendo lazos con la humanidad, y con nuestro conocimiento y nuestra inteligencia al servicio de lo humanitario.

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1 comentarios:

Marinel dijo...

Acertadamente honrosa tu entrada en esta época complicadísima que nos ha tocado vivir.

En ella parecemos barcos a la deriva en un mar de economía remolino que nos absorbe-aparentemente-sin remedio.

Tan abocados estamos en nadar en la solvencia,que nos olvidamos de esa parte fundamental que es-al fin y a la postre-la que nos mantiene vivos.

Pero hay algunos puntos de inflexión en esto y uno de ellos es que se nos ha mantenido a flote a base de engaños grandilocuentes, de tal modo que nos hicieron creer que el mundo estaba en nuestras manos y no al revés...
Ahora el revés nos acucia y sortearlo viene dado según la calidad humana de cada cual, la energía vital que se quiera poner en ello,el positivismo crucial y necesario que se posea y que sin duda,hay que mantener arropado por la esperanza.

Y fíjate,que digo esto y ni yo misma me lo creo a veces,esas donde veo que naufrago sin poderlo remediar.
Sí,es cierto,luego enmiendo el nado y salgo a la superficie,pero cuesta una enormidad.
Perdona la extensión.
Besos.