lunes, 26 de diciembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

¿POR QUÉ REGALAR UNA OBRA DE ARTE?


Sonidos de la Alhambra, obra de Andrés Rueda

A veces recorremos las ciudades en busca de no sabemos qué, pero si sabemos que debemos obsequiar por estas fechas a familiares, amigos o parientes. Tampoco tenemos un sentido certero si nuestra decisión va a satisfacer, finalmente, al destinatario.

Por esta circunstancia, nos vemos siempre amenazados por la duda y la insatisfacción que nos embarga al comprobar el dinero del que disponemos o estamos dispuestos a gastar y el objeto buscado. De ahí nuestro solitario desequilibrio, mientras observamos, con aire derrotado, una y otra vez un torbellino de escaparates adornados y llenos de luces, que contrasta con el brillo apagado de nuestros ojos.

Sin embargo, son muy pocos los que piensan en regalar una obra de arte, un buen cuadro, pero tampoco sabemos si realmente lo comprado tiene el precio que se nos solicita y la obra, por otro lado, tiene la calidad necesaria como para colgarlas en una pared sin hacer el ridículo, ante miradas de visitantes “despabilados”.

Por otro lado, el precio no es siempre una constatación de la calidad de la obra (como así lo creen algunos pintores, galeristas y oras gentes de este mundo). Si es cierto que el arte es caro, porque una buena pieza entre los coleccionistas es una manifestación de reconocimiento social, entre familiares, amigos y allegados.

Lo que sí se debe hacerse es buscar en Internet el currículum del artista, las exposiciones que ha realizado, en qué lugares, su trayectoria profesional o, en su defecto, dejarse aconsejar por profesionales, pues mucha gente joven no tiene una extensa obra, precisamente por su juventud, pero gozan de un talento una capacidad creativa, una imaginación y un sentido de provocar la emoción que superan con creces a muchos de los instalados en el mundo de la pintura.

La obra pictórica es un goce estético permanente, produce una conmoción plurisignificativa y es el mejor obsequio de todos. Además comprar arte es una gran inversión, una futura revalorización e incremento pecuniario.

Se dice que Van Gogh tan sólo vendió un cuadro en su vida; tras su muerte dejó unas 2000 obras. Pues bien, su Retrato del Doctor Gachet (inspirado en un médico que lo atendió en sus últimos días) se vendió por la cantidad de 82.5 millones de dólares. Hoy la cifra en la que se cotizaría sería mareante.

Compartir:
miércoles, 21 de diciembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila
jueves, 1 de diciembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

FRANCISCO TRIGUEROS

galeria-03n[1].jpg
Francisco Trigueros - Uvas - www.galeriadeartelazubia.com
Francisco Trigueros, Uvas
Galería de Arte La Zubia, 2 de diciembre de 2011

Cuenta una leyenda de la antigüedad que Zeuxis, en competición con Parrasio, pintó unas uvas con tal realismo que engañó a los pájaros que fueron a picotearlas en vano. Sin embargo, Parrasio superó su proeza al mostrar a Zeuxis su cuadro, pidiéndole este que corriera la cortina que lo ocultaba, siendo su cuadro la pintura de la cortina propiamente dicha.

En el arte figurativo, una de las hazañas más reconocidas es la verosimilitud de la figura y su parecido a la realidad misma. Pero como decía Platón, la obra de arte que se basa en copiar la realidad procede por engaño, no siendo mas que la copia del original, que está en el mundo de las ideas.

Por eso, el hiperrealismo ha ensayado superar la interdicción platónica y trata de mostrarnos no la cosa misma, sino su arquetipo, icónicamente más logrado y definido que la propia realidad. De este modo nos insinúa que es el propio objeto representado la copia de su figuración plástica, consiguiendo esta reproducir el modelo arquetípico e ideal de cada cosa.

En esta dialéctica de la verosimilitud analógica se mueve la pintura de Francisco Trigueros, unas veces conformándose con la cercanía literal al objeto y otras yendo hasta su arquetipo no visto, sino percibido por él en el cosmos noetós. La pintura de Francisco Trigueros nos muestra, pues, su mundo interior.

Texto de Manuel Cerezo Arriaza
http://manuel.cerezo.name/index.html
Compartir:
miércoles, 23 de noviembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

FRANCISCO TRIGUEROS


La luz del amor

"La Última Santa Cena"

(Detalle central)

(Detalle lado derecho)

"Resurrección"

Detalle del rostro de la primera versión de la obra "Resurrección"

Comparación de ambas versiones

Síndone versus Resurrección

El Ángel caido 

"Sólo quiero sentir esta luz en mis manos" (Antonio Gamoneda).

En el hallazgo está la luz. Lo comprendí, desde el silencio de los ojos, cuando visité el estudio de Francisco Trigueros y contemplé, desde la enorme dimensión de sus cristaleras de vida, un mar abrazado en sus aguas al silencio de los azules y platas.

Pero, el enigma estaba dentro, en el estudio; la transfiguración de la luz era posible cuando observaba que el autor, de forma desafiante, la doblegaba en su obra, a su capricho, y me alienaba en una marea de colores tan disciplinada como su propia técnica y su lúcida visión de la perspectiva y el dibujo.

Trigueros es un pintor hiperrealista, pero que trabaja incansablemente no en reproducir la realidad (traducción literal y fotográfica de la realidad), sino en la belleza y poesía que emanan de la realidad, es decir, del colorido de las formas y de la luz de los objetos y de los sujetos. Hasta tal punto, que sus cuadros se crean respirando en un poema propio.

La poderosa personalidad del artista, su instrucción académica, su exquisita formación cultural, sus conocimientos en múltiples disciplinas que rayan la erudición (Licenciado en Psicología, pintor, narrador, poeta, investigador, presenta y dirige programas de TV local etc.) hacen que el proceso pictórico de Francisco Trigueros esté estrechamente ligado a lo que deja de sí mismo en su obra.

Tan sólo flanqueado por una agitada y rica vida interior, dotada de una energía generativa superior y de un universo que se apoya en la experiencia propia de su vida, busca incesantemente, pincelada a pincelada, respuestas sobre la diversidad y maneras en que distinguimos y sentimos la realidad.

En la obra de Francisco Trigueros los seres inanimados llegan a adquirir entidad propia, ente otros motivos, por su sentido de distribución en la tabla o en el lienzo, en lo que lo surreal y lo real se funden en el milagro de existir conjuntamente, de tal fortuna, que es la mirada del receptor la que completa y da sentido a su obra.

Sin embargo, siempre nos queda algo por descubrir en su expresión simbolista y metafórica, especialmente, cuando profundizamos en el significado de los objetos o símbolos, que no están dispuestos en el cuadro de forma libérrima, como pudiera parecer a primera vista, sino que no son más proyecciones de sus emociones ante las cosas que le rodean y ante su propia intimidad.

Sus estados de ánimo quedan perfectamente delimitados en el colorido de las formas y en la luz de los objetos. El pintor lo sabe perfectamente, de ahí que la luz y el color consigan que una simple vasija, máscara o pos-it tengan alma sobre la tabla.

Y es que en la obra de Francisco Trigueros se funde una conexión emotiva de encuentros: entre lo racional y lo conceptual, entre lo real y lo onírico, entre lo geométrico y la fantasía o entre el silencio y el misterio, que provocan una irradiación tan humanamente conmovedora que no deja indiferente al espectador, sino que lo convierte en cómplice de su propia experiencia interior.

Su desbordada imaginación, siempre acechada por colores formas e imágenes, a veces visionarias, para captar situaciones extrasensoriales y plasmarlas en la tabla nos hace pensar en un espíritu inquieto, siempre indagando en el origen del ser y su relación con la obra de arte.

Hubo un tiempo en que su temática giraba, fundamentalmente, en torno a los motivos religiosos; fue entonces cuando descubrí La Última Cena, un cuadro sobre lino de 4 m. x 2 m. y cuyo proceso de creación llevó al autor 7 años, que debieron ser de inagotable trabajo, no sólo por la entrega sin medida en la búsqueda de la luz a la que somete a una mirada interpretativa, sino por la disposición meticulosa de Jesucristo y los apóstoles, que tras largos periodos de investigación, le llevan a concluir que los rostros, posiciones y expresiones gestuales de los mismos responden a una imagen más cercana a la realidad de la que aparecen tradicionalmente en los pinceles de las fantasías.

Más aún, Francisco Trigueros no es un pintor al uso, es como dijimos más arriba un estudioso, un erudito y un investigador como pude comprobar al visitar su estudio: el tiempo se detuvo, cuando mi alma quedó enlazada a la sangre al observar su obra La Resurrección. Era la figura de Cristo, que había creado a partir de los datos antropométricos del hombre de la Sabana Santa o Síndone de Turín.

Un estudio de tres largos años, en la que de forma entusiasta y con convicciones hasta ahora irrefutables por ningún otro estudio, nos explicaba de forma milimétrica desde la altura del personaje, pasando por el color del pelo, hasta la distancia existente entre las pestañas y los pómulos para fundamentar sus teorías, que las tiene recogidas en su libro “La Herejía de la Síndone” (Amarés 2006. Librería Interactiva. Centro Europeo de Empresas e Innovación de Aragón).

Si alguien sigue manteniendo la añosa creencia de que la pintura hiperrealista es una forma pictórica fría e impersonal, no tiene más que asomarse a la obra de Francisco Trigueros, para comprobar que su obra es mucho más cálida, imaginativa y de exploración artística que alguien pudiera imaginar y, desde este humilde punto de vista, le hace encumbrarse como uno de nuestros mejores pintores contemporáneos, que llega fácilmente al espectador; así como la del hombre que, de manera infatigable, busca la hermosura en el color y la forma y la verdad en la luz.

Compartir:
sábado, 19 de noviembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

CARTA A ENRIQUE ROMERO DÁVILA


www.davilafotos.com         www.palabrasconmirada.com

Mi querido amigo Enrique:

Acabo de abrir tu correo y no puedo por menos que decirte que he sentido el sueño repetido de los años ante el sentimiento otoñal, que se apodera de forma tan gratificante entre muchos de nosotros.

Antes de las hojas abrasadas por el invierno estaba tu cámara fotográfica, pero mucho antes estaba tu imaginación con su valor creativo en una actitud de ánimo siempre dispuesta al servicio de la belleza.

Es una lástima que los correos electrónicos que nos envías a los amigos, en los que nos descubres desde la sonrisa detrás del rostro de una máscara, el desnudo de un cuerpo de mujer a contraluz de un atardecer en una solitaria playa, hasta las últimas hojas apenas sujetas a las afiladas ramas por el anuncio del invierno, no sean placeres compartidos por todos aquellos que no han tenido la suerte de conocerte.

Ya sé, como tú también sabes, que muchos dirán que con los medios tecnológicos y los programas informáticos que se disponen hoy día es tarea fácil realizar los reportajes y montajes fotográficos que realizas con tanta ilusión y amor; pero, eso no debe importarte lo más mínimo, como adivino que así es.

Amigo, Enrique, hoy todos somos fotógrafos y además nos creemos que hasta buenos, sobre todo si tenemos una buena cámara digital y disponemos de todos los artilugios que nos venden en los comercios especializados, además de ser un recurso imprescindible en el que se sujeta el pintor.

Supongo que esto es agradable y nada enojoso para nadie, encontrarse con amantes de la fotografía, un arte poco reconocido en nuestra cultura, excepto cuando se premian y distinguen aquellas que golpean paisajes desoladores o se muestra al cuervo que espera. Algo muy distinto a tu forma de interpretar, de sentir o de comprender la realidad que tú entiendes y vives.

Sin embargo, tengo que decirte que la calidez de tu fotografía no depende de tu cámara ni de tus recursos materiales, sino de ti, de tu personalidad en la selección de los motivos, en la toma de decisiones, en las modificaciones que efectúas en el proceso de ejecución, en las composiciones que realizas con los colores y en tantas cosas que nunca te he dicho y que a mí, con gran ignorancia, se me escapan también.

Lo que sí quiero expresarte, por medio de estas líneas, es que, una vez más, esas ramas semidesnudas, de hojas verdes agujereadas por la falta de alimento o amarillas, sobre el abismo de un pequeño soplo, me han hecho sentir la nostalgia mágica del otoño.

Dale un beso a Mar y, como tú dirías, con cariño y respeto, Pedro López Ávila.

Compartir:
sábado, 5 de noviembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

LA ORQUESTA BARROCA DE GRANADA


Orquesta Barroca de Granada
IBS IBERIA CLASSICAL

Tengo que reconocer que en la pasarela de la música clásica, la música barroca nunca encontraba un espacio para enlazarla en mi memoria como expresión de un sentimiento que recogiera al alma, especialmente a Händel. Por esta circunstancia, cuando en el año 2007 se fundó la Orquesta Barroca de Granada, por iniciativa del clavecinista , Darío Moreno, el delgado hilo sobre el que sustentaba mi subjetividad, por una indefensa cultura musical, me hacía presagiar que este atrevimiento inesperado (más en estos tiempos) iba a tener los días contados. Máxime, cuando de todos es sabido que cualquier proyecto político, social deportivo o cultural que no vaya acompañado de los recursos económicos pertinentes está condenado al fracaso.

Pero, cuánto me alegro de haberme equivocado, pues el pasado día 15 de noviembre, en el Auditorio Manuel de Falla, bajo la dirección de Darío Moreno y David Hernández, como tenor, se interpretaron algunas obras de Händel, que no son precisamente las más reconocidas en su corpus musical como El Mesías, la Música para los Reales Fuegos Artificiales, la Música acuática, etc.

Pues no, en este caso se oía una música sustentada en un profundo latido poético como en el caso de las arias de las óperas Alcina o Rodelinda, que se presentó bajo el título de Ciel e Terra desde el sello discográfico IBS. IBERIA CLASSICAL

La interpretación fue un descubrimiento de Händel, para muchos de los asistentes que oyeron hablar a la música cegada de sueños en áreas como Urne voi o de una energía en calma y afable como en Ciel e terra, mientras las violas y violines quedaban vencidos a la voz de David Hernández.



Sin caer en la tentación de realizar una labor interpretativa de la música histórica, de la que uno puede aportar bien poco, creo que merece la pena insistir en la importancia de esta encomiable iniciativa, que, sin medios algunos, ha llegado a rescatar a las sensibilidades más reticentes a la música barroca y de acercarnos, con una nueva forma expresiva, la memoria al olvido y a lo desconocido.

Y es que en la interpretación de las obras de Händel se buscó la armonía del sonido como si el tiempo hubiera atrapado el paso de los siglos; fue una réplica instrumental, casi exacta, de la que se utilizaron a finales del S:XVIII: los violines, violas o violones estaban configurados con cuerdas de tripa, cual instrumentos de época, como también es el caso de la tiorba, los oboes, etc.

No quiero escribir como melómano, porque no lo soy, ni como poeta, ni como profesor, ni como mínimo conocedor de Händel o de la historia de la música, sino como un apasionado de las manifestaciones espirituales del hombre; y en la medida en que toda una importante masa social se siente emocionada, hasta el extremo que ovaciona una obra para que se repita de forma entusiasta, me hace pensar que un mundo que no presta atención a los sentimientos expresivos más nobles que emanan del alma es un mundo sin futuro.

Una ciudad como la nuestra (como otras muchas), cuna cultural de muchas civilizaciones, que no ayuda o no puede ayudar más a las iniciativas de sus escritores, de sus pintores y escultores o de sus músicos, es una ciudad que si no está muerta está moribunda.

No quiero con esto formular insinuaciones algunas ni molestar absolutamente a nadie, pues me consta que, en este caso concreto, la Orquesta Barroca de Granada, recibió un apoyo institucional, generoso, aunque, entiendo, que insuficiente (posiblemente motivado por las limitaciones económicas de los tiempos que estamos viviendo); sin embargo, oímos todos los días hablar de la crisis económica y financiera y siempre pienso que el mal no está, exclusivamente, en la falta de liquidez, sino en la cultura que se le ofrece a los pueblos y, por tanto, el mal es endémico, pues es de organización o de administración de los recursos, si se quiere. Como también pienso que el mal no es local, sino bastante generalizado.

Aquí, lo grave es que los pueblos pidan fútbol y se les conceda al precio que sea; pues, es en sí mismo productivo, mientras millones de personas jamás han asistido a un concierto, en donde se consagran las sensibilidades.

De ahí, que la Orquesta Barroca de Granada tenga un ansia verdadera para comunicarse con los demás, para llevar todo un trabajo de recuperación histórica musical y conectar con todo tipo de público, y que en su corta trayectoria, pero intensa actividad, esté realizando esfuerzos muy exigentes, con innovaciones verdaderas, pocos recursos materiales y con inestimable espíritu de sacrificio, enfrentándose a un público al que hay que arengarlo, en las más de las ocasiones, aún contradiciéndolo para enseñarlo.

Iniciativas de este tipo, son las que hacen que Granada siga siendo un escenario cultural en el mundo, pero, por favor, no bajemos la guardia.
Compartir:
miércoles, 26 de octubre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

MANUEL BARAHONA

Manuel Barahona - www.galeriadeartelazubia.com

No hay duda, toda pureza del campo, cuando se mira de forma idílica, es sosiego, paz, senda de añoranza o melancolía o, quizá, un diluirse en la naturaleza, en la tierra que habitamos, de un todo, del que formamos parte ; pero, cuando esa tierra que pisamos, cuando ese paisaje no aparece desnudo, sino habitado por la figura humana, transformándolo en el sentido más primigenio, que proporciona el sustento para seguir viviendo; las manos se quiebran en la tierra y los brazos y las caderas se rompen ante el argumento del salario.

Por eso la propuesta pictórica de Barahona está sustentada no sólo sobre el paisaje, sino sobre la de las labores silenciosas de lo cotidiano, con una clara pretensión de cercanía entre las relaciones familiares de aquellos seres humanos que no son ni han sido considerados sujetos activos de la historia.

Esa es la realidad que nos describe y que nos expresa desde sus lienzos Manuel Barahona, desde una sensibilidad que aletea en lo más profundo de su alma , que produce una gran emoción ante el paisaje habitado, por jornaleros, que lo hace reivindicativo y consigue una vibración del alma que conecta con el sentimiento del espectador.

Pero, cuando acaba la palabrería que descubre la figura humana, inserta en el paisaje, en el campo andaluz; en jornadas de labranza, de siega, de recogida de aceituna o de algodón, en el que el trazo firme (impresionista), consigue aspectos gestuales (donde el movimiento no se interrumpe), tan reales como el instante vivido, queda ese lirismo antiguo en la magia de sus colores caminando en equilibrio hacia el hallazgo de la luz.

Y es que Manuel Barahona es un magnífico dibujante y un majestuoso colorista que dota a sus cuadros de una luz que devora el paisaje.

La armonía con que consigue la complementariedad de sus colores, rigurosamente personalizados, los dispone de tal suerte, que atrapa la luz y parece que la detiene en el instante.

Pero, además, su agudo, estudiado y trabajado sentido de la perspectiva dota a sus lienzos de un sentido de lejanía y profundidad que lleva al receptor mucho más allá de donde abarca la mirada, para abrir el horizonte anclado en el tiempo.

Barahona, logra, como muy pocos lo han conseguido, en nuestra época reciente la iluminación de la escena, exclusivamente con el color, y con una acertada pincelada consigue encontrar un hueco por donde se desliza la intensidad de la luz, que surge y brota del color del sombrero de un campesino o de la sombra de la persona, con lo que podemos intuir no sólo la estación del año, sino, incluso, el momento del día y el cromatismo de su tierra andaluza.

La luz es el elemento que preside y tutela toda su obra, es el elemento neurálgico sobre el que se fundamentan sus paisajes; pues, si la temática gira en torno al campo andaluz, en el faenar cotidiano de sus jornaleros, la luz (conseguida mediante el color) se convierte en el protagonista principal de sus obras.

Hablar de amarillos, ocres, verdes, rojos, malvas o grises y de toda una explosión de cromatismo engendrado en su paleta - dispuestos de manera medida y compensada en la tela-le hace conseguir una atmósfera encendida en el aire, pero el pintor llega tan lejos que el amarillo de la media mañana, por ejemplo, vence al denso gris de un cielo amenazante que se dibuja en el horizonte.

Barahona nos transporta a otras épocas, cuando cada estación del año anuncia el melocotón en flor o las cosechas del trigo, de la aceituna o del algodón en un paisaje andaluz, poblado por cuadrillas de jornaleros, pero terminado hace mucho tiempo por el aguijón de las máquinas.

Sin embargo, sus obras nos dejarán en el recuerdo la paja y el trigo en las manos, la recogida en el olivar en un trazo de sol apagado, el acarreo de aceitunas o del algodón con nombres de sufrimiento, al labrador atravesando los siglos y la experiencia silenciosa de un alma que expresa con sus colores el hallazgo de la luz y de la vida.

Más información: http://manuel.cerezo.name/archives/000720.html
Compartir:
viernes, 7 de octubre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

Presentación del libro TODOS MIS NOMBRES SON AIRE


Presentación del libro TODOS MIS NOMBRES SON AIRE

Anoche tuvo lugar en la librería Nueva Gala la presentación del poemario “Todos mis Nombres son Aire” de Jesús Amaya Vigil (Editorial Alhulia), que corrió a cargo de Pedro López Ávila y la portada es el cuadro “Aromas de un Recuerdo” del pintor neoimpresionista Andrés Rueda. El acto desbordó todas las previsiones, en cuanto a afluencia de público, que abarrotó la Sala de Actos de la librería y fueron innumerables las muestras de cariño y afecto que mostraron al poeta los asistentes al mismo.

Al finalizar, el autor del libro estuvo firmando ejemplares más de una hora, debido a las enormes expectativas que despertó entre los asistentes.

Todo un éxito. ¡Enhorabuena , Jesús!

Amigos de Jesús Amaya Vigil

Con Jesús Amaya (autor del libro) y Andrés Rueda (pintor y autor de la portada del libro)

Durante el acto, un momento de la presentación

Compartir:
martes, 13 de septiembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

DOS ARTÍCULOS EN IDEAL

Pincha en cada una de las imágenes y aceptar con adobe acrobat para ver el artículo en tamaño real.


Compartir:
jueves, 1 de septiembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

EL PAPEL DE LA FAMILIA Y LA VUELTA AL COLEGIO

Hoy, 1 de setiembre de 2011, han vuelto los profesores a sus centros de trabajo. Muy pronto comenzará el curso escolar. En Ideal Digital he realizado algunas consideraciones y reflexiones sobre la importancia de la familia en el proceso educativo. Os dejo el enlace, por si fuera de interés:


http://en-clase.ideal.es/index.php/noticias/actualidad/741
Compartir:
domingo, 31 de julio de 2011 | Por: Pedro López Ávila

ASESINATO EN OSLO


El otro día, escuchando a una pareja de jóvenes, que dirigían no sé qué tipo de seminarios, hacían referencia a los pordioseros reglamentos de la sociedad y, entre otras cosas, cuestionaban la perversidad de los medios de comunicación, focalizando su desacuerdo especialmente con los telediarios.

Las razones que esgrimían eran que estos difundían noticias que asediaban al ser, relatando hechos, acompañados de imágenes que atravesaban los muros de la serenidad espiritual en la que según estos deberíamos vivir instalados.

Como monitores, promotores o técnicos (no tuve excesivo interés en averiguarlo) de estos seminarios, insistían en que ellos mismos no habían visto un telediario desde hacía al menos 5 años, bajo el soporte argumental de que los medios de comunicación, plagados de malas noticias, generaban una carga importante de energía negativa en la conciencia del individuo.

Planeó en esos momentos sobre mí la sombra nórdica y sentí una soledad inabarcable, pues hacía instantes había conocido la noticia (a través de un telediario) de que un tirador había masacrado a tiros a 68 adolescentes en la isla de Utoya y unas horas antes había hecho estallar un coche bomba en la sede central del Partido Laborista con el resultado de 8 víctimas mortales más.

Como uno tiene la vieja y afeada costumbre de ver los telediarios, leer la prensa y hasta la de oír la radio, en los días posteriores, ya de vacaciones estivales y a orillas del Mediterráneo, seguí tragándome noticias por esa tenaz e insensata costumbre de conocer el mundo en el que me ha tocado vivir todo aquello que me rodea en la sociedad.

A medida que fui conociendo detalles se desataba más en mí un sentimiento inconsolable de rabia, al leer sus declaraciones en las que entre otras muchas perlas dejaba algunas como estas: “hay que liberar a Europa de los musulmanes, eliminando primero las políticas multiculturales y marxistas” o esta otra: “una vez que te decides a disparar es mejor matar a todos los que puedas o te arriesgas a reducir el impacto ideológico deseado”.

El puto individuo de mierda que responde al “presunto” nombre de Anders Bhering Breivik, había planificado sus crímenes de forma tan meditativa como traidora contra jóvenes indefensos y con la saca a cuestas de un pensamiento estructurado y formado en doctrina xenófoba, neonazis y ultraderechistas.

Este pensamiento, cuya narrativa tiene una larga y triste trayectoria y sus ideólogos realizan convocatorias de adoctrinamiento a través de la red, cada vez con más frecuencia, responde a la exclusión, eliminación y aniquilación de todos los individuos que no respondan al mismo perfil de cultura, religión, moral, raza o sexo y que, en última instancia, pretende la creación de un pensamiento único, sometiendo la razón a sus idearios totalitarios.

Todo, porque se tiene el convencimiento de una superioridad religiosa o intelectual (garantía de la verdad) de unos seres sobre otros y, por consiguiente, se utiliza la vía redentora de la imposición por los medios que sean: masacrando a víctimas inocentes, secuestrando, torturando o devastando de forma definitiva todo aquello que pueda significar diversidad.

El dirigente camboyano Pol Pot, en nuestra historia reciente, con sus yemeres rojos, ha exterminado a dos millones de personas en aras a una ideología comunista, donde la tortura y la barbarie han sido el destino de un pueblo, en el que el llanto y la muerte eran amantes inseparables. El simple hecho de llevar gafas ha sido considerado, durante décadas, un símbolo de burguesía a la que había que desterrar como fuere.

También, en nuestra historia reciente, ciertos sectores yihadistas, sostenidas por visiones político-religiosas, siguen utilizando el sendero de la inmolación el secuestro o el genocidio contra los miembros más indefensos de la sociedad (recuérdese nuestro 11 M o el atentado de las Torres Gemelas)

Por tanto, El testimonio de Breivik es directamente proporcional al odio que puedan inspirarle planteamientos de la yihad, especialmente de la red terrorista de Al Qaeda.

En nuestro país la imposición de ideologías independentistas ha arrasado, sesgado, mutilado y masacrado a miles de ciudadanos indefensos.

Va a ser que no. no me lo creo que sean locos ni fanáticos, es la maldad del que lleva pólvora en la sangre. No le demos vueltas con psiquiatras demócratas (lo digo con todo el respeto para los demócratas y los psiquiatras), pero estos últimos saben perfectamente que existen seres esclavos de la crueldad a la que veneran desde que nacen.

Por ello, diría Cernuda en unos versos, “en vida y en muerte pagaréis largamente”.

Sabed que hoy me siento entrelazado con el dolor del pueblo noruego, con las familias a las que les han arrebatado su propia carne de forma tan miserable y traicionera, con los socialdemócratas noruegos y con los cristianos noruegos, porque este hijo de puta jamás ha sido cristiano, como no lo fue nunca Hitler.

Sabed, también, que germinará la semilla y por cada niño asesinado y las infinitas lágrimas derramadas multiplicarán por muchos millones los demócratas en el mundo.

Sabed, también, que se encenderá el desaliento entre muchos militantes ultraderechistas, que germinará la semilla y por cada niño asesinado se dividirán por mucho el número de simpatizantes y militantes de estas formaciones.

Y, por último, quiero que se sepa que voy a seguir viendo los telediarios, leyendo la prensa y oyendo la radio (a pesar de su manipulación), para poder saber el mundo en el que vivo y no permitir nunca que otros crean, piensen o actúen por mí ni en mi nombre.
Compartir:
lunes, 4 de julio de 2011 | Por: Pedro López Ávila

VICTOR HUGO

Luis Pardo - www.galeriadeartelazubia.com

Mi deseo es divulgar para este verano estas reflexiones en forma de deseo, que muchos conoceréis, atribuidas a Víctor Hugo.

Te deseo primero que ames,
y que amando también seas amado,
y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar no guardes rencores,
deseo, pues, que no seas así, pero que si es
sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos
y que , incluso, malos e inconsecuentes,
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.
Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos , en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas, y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo, además, que seas útil,
mas no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.
Igualmente te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil,
sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia
sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no
madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques a desesperar,
porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste,
no todo el año, sino apenas un día,
pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena,
habitual es sosa y la risa constante malsana.
Te deseo que descubras
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen
y que te rodean seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfalmente su canto matinal,
porque de esa manera
sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su nacimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecha un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese dinero
frente a ti y digas:”esto es mío”,
sólo para que quede claro
quién es dueño de quién.
Te deseo, también que ninguno
de tus afectos muera, pero que si
muere alguno puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo, por fin, que siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente
y cuando estéis exhaustos y sonrientes
habléis sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegan a pasar
no tengo más que desearte.
Compartir:
martes, 14 de junio de 2011 | Por: Pedro López Ávila

TRES PINTORES, TRES ESTILOS

ALBERT SESMA

Panorámica de Granada - Albert Sesma - www.galeriadeartelazubia.com

Hablar de Albert Sesma es introducirse en la compleja pintura del paisaje urbano, es un eco del lienzo de Antonio López, es el Arte de plasmar la atmósfera de la ciudad, es capturar la esencia paisajística en una marea de vida cotidiana , es, en resumidas cuentas, la luz en la ciudad de un nuevo realismo

En la pintura de Albert Sesma hay un orden muy bien calculado: conoce a la perfección la simetría del dibujo y conforma una delicada estructura, sustentada en una firme armadura geométrica, acomodada a la armonía y a la lógica de lo que tiene delante de los ojos y consigue tal precisión en la disposición de los elementos que provoca la belleza.

Pero, más allá de esa mirada, el misterio de la materia y el color se desvelan con la aportación espiritual y estética de Albert Sesma.

PEDRO ROLDÁN

Hayedo Otoñal Tejera Negra - Pedro Roldán - www.galeriadeartelazubia.com

La pintura de Pedro Roldán es la interpretación de la materia desde su mundo interior, pintando la luz sólo con el color, no necesita las sombras para encender la luz en el silencio.

Y es que la pintura de Pedro Roldán es aire fresco en la pintura de nuestros días, es el atrevimiento y la valentía, para transportarnos a un horizonte meditativo que nos proyecta a un mundo onírico de donde, quién sabe, si no es el llanto escondido de un alma que quiere detener el tiempo, inmortalizándose en su pintura.

Todo es plácido; el color anuncia lo inefable y del mismo surge el silencio, la paz, lo atemporal, la soledad, la melancolía y los siglos buscándose a sí mismos en la altura; porque, no existe el paso del tiempo, ni la figura humana en su obra, que tan sólo es insinuada en la luz artificial de sus casas imbricadas en el paisaje al anochecer, con una perfección formal que rayan en un hiperrealismo místico, jamás conocido en la historia de la pintura.

ANDRÉS RUEDA

Puente al sol - Andrés Rueda - www.galeriadeartelazubia.com

Andrés observa el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, vivencias y recuerdos), los contrastes o los objetos de la naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo.

La mirada de Andrés Rueda penetra en la Naturaleza, en el paisaje urbano o agreste y, tras un elaborado proceso , los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la Catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa.

Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo, unifica la escena.
Compartir:
miércoles, 25 de mayo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

TRÉBOLES DEL PENSAMIENTO

Pedro Roldán - www.galeriadeartelazubia.com

Una vez me preguntaron qué era poesía, y me acordé de un amigo mío, y dije:  ¿Poesía? Pues vamos: es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio; y, cuanto más la pronuncias, más sugestiones acuerda; por ejemplo, acordándome de aquel amigo, poesía es: “Ciervo vulnerado”.  
Entrevistas y declaraciones. Federico García Lorca y el duende (1898-1936).

Si hemos de creer en la insensatez, un hombre es tanto más feliz, cuanto más insensato, con tal que viva este tipo de insensatez que a mí me caracteriza. Me refiero a esa locura tan extendida que sería imposible encontrar a un hombre totalmente cuerdo a todas horas del día, sin estar poseído de alguna de ellas. La diferencia es sólo de grados. Si uno confunde a una calabaza con su mujer le llamarán loco, porque sucede a pocas personas. Pero cuando un marido exalta a su mujer que comparte con otros amantes, y la compara con la fiel Penélope, nadie le llama loco ¡Se dan cuenta que eso es lo que sucede a todas horas con los maridos!
Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam (1466-1536).

Os pregunto: ¿Puede amar a alguien el que a sí mismo se odia?  ¿Puede estar de acuerdo con una persona el que no está de acuerdo consigo mismo? ¿Qué alegría puede proporcionar a otro quien se siente pesado y molesto? Creo que nadie respondería afirmativamente, de no ser más necio que la necedad misma.
Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam (1466-1536)
Compartir:
lunes, 23 de mayo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

TRÉBOLES DEL PENSAMIENTO


Por debajo de lo que se piensa está lo que se cree, como si dijéramos en una capa más honda de nuestro espíritu. Hay hombres tan profundamente divididos consigo mismos, que creen lo contrario de lo que piensan y casi - me atrevo a decir- es ello lo más frecuente. Esto deberían tenerlo en cuenta los políticos. Porque lo que ellos llaman opinión es algo mucho  más complejo y más incierto de lo que parece.
De Juan de Mairena. A. Machado(1875-1936).

No gozan, pues, los ocupados más que del tiempo presente, el cual es tan breve, que no se puede comprender, y aún este se les huye estando ellos distraídos en diversas cosas.
De los Siete Libros de la Sabiduría. Séneca (4 a.  C- 65).

La tierra que habitamos es un error, una incompetente  parodia. Los espejos y la paternidad son abominables, porque la multiplican y afirman. El asco es la virtud fundamental.
José Luis Borges (1899-1986).
Compartir:
viernes, 20 de mayo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

TRÉBOLES DEL PENSAMIENTO


La buena voluntad no es buena por lo que efectúe o realice, no es buena por su aptitud para alcanzar un fin que nos hayamos propuesto; es buena solo por el querer, es decir, es buena por sí misma. Considerada por sí misma, es, sin comparación, muchísimo más valiosa que todo lo que pudiéramos obtener por medio de ella.
 Immanuel Kant (1724-1809)

Hay que cerrar de vez en cuando las puertas y las ventanas de la conciencia  (…)  a fin de que haya sitio para lo nuevo (…)
Nietzsche (1844-1900).

Poesía y filosofía son dos mitades del hombre. No se puede encontrar al hombre entero en la filosofía; no se encuentra la mitad de lo humano en la poesía  (…)  En la poesía encontramos al hombre concreto, individual (…) La poesía es encuentro, don, hallazgo por gracia.
María Zambrano (1904-1991)
Compartir:
miércoles, 18 de mayo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

TRÉBOLES DEL PENSAMIENTO


Contra los escépticos se esgrime un argumento aplastante: “Quien afirma que la vedad no existe, pretende que eso sea la verdad, incurriendo en palmaria contradicción”. Sin embargo, este argumento irrefutable no ha convencido, seguramente, a ningún escéptico.
Porque la gracia del escéptico consiste en que los argumentos no le convencen. Tampoco pretende él convencer a nadie.
De Juan de Mairena. A. Machado (1875-1939).

¿Por qué vivimos y realizamos nuestra historia en el espacio infinito, precisamente en un infinito grano de polvo del cosmos, en un recóndito rincón y, por qué en el tiempo infinito precisamente ahora  ¿Qué ha ocurrido para que comenzase la historia? Son preguntas que, por incontestables, nos hacen conscientes de un enigma. 
Karl Jaspers (1863-1969). 

“La poesía requiere una larga iniciación como cualquier deporte, pero hay en la verdadera poesía, un perfume, un acento, un rasgo luminoso que todas las criaturas pueden percibir…”

Entrevistas y declaraciones de Federico García Lorca (1898-1936)
Compartir:
lunes, 16 de mayo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

TRÉBOLES DEL PENSAMIENTO


En una palabra, el orden mejor y más natural consiste en que los más sabios gobiernen a la multitud, cuando se está seguro de que la gobiernan en beneficio de esta y no para el bien propio. No hay que multiplicar en vano las energías ni hacer con veinte mil hombres lo que cien hombres bien elegidos puede hacer mejor.
Jean-Jacques Rousseau ( 1712-1778).

No soy mi pasado. No lo soy, ya que lo era. El rencor ajeno me sorprende y me indigna siempre:  ¿cómo puede odiarse, en aquel que soy, a aquel que era?
Sartre (1905-1980).

Dentro del no cerrado y en su círculo estarán las palabras –otras- que nunca me ofreciste.
Elena Martín Vivaldi (1907-1998).
Compartir:
viernes, 13 de mayo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

TRÉBOLES DEL PENSAMIENTO

Pedro Roldán - http://www.galeriadeartelazubia.com/

No me preocupo tanto de cómo soy para los demás  como de cómo soy para mí. Quiero ser rico por mí mismo, no de prestado. Los extraños sólo ven los acontecimientos y las apariencias externas; cada cual puede poner buena cara de puertas afuera, estando lleno por dentro de fiebre y espanto. No ven mi corazón, sólo ven mi compostura.
Michel de Montaigne.  (1533-1592)

Raramente me arrepiento y mi conciencia se contenta consigo misma, no como la conciencia de un ángel o un caballo, sino como la conciencia de un hombre.
Michel de Montaigne.(1533-1592)

Es verdad: nosotros amamos la vida no porque estemos habituados a vivir, sino porque estamos habituados a amar.
Así habló Zaratustra. Nietzsche  (1844-1900)
Compartir:
domingo, 1 de mayo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

LA OBRA PICTÓRICA DE PEDRO ROLDÁN

Pedro Roldán - www.galeriadeartelazubia.com
Si los pintores coloristas dan prioridad al color antes que al dibujo, si el color es una muestra de individualidad, si un cuadro tiene que tener un componente espiritual ético y estético, si el arte es el lenguaje de los sentimientos, si en la materia y el color reside el misterio, si el contenido de una creación debe tener hondura y si unimos la figuración mas allá de lo que alcanza nuestra vista, nos encontraremos con la obra de Pedro Roldán.

Pero, si además de todo lo anterior (más importante que lo bien hecho) nos sorprende en la búsqueda de lo abierto, de un territorio que antes no estaba, para emprender la aventura de romper los límites impuestos por la realidad y adentrarse de manera incesante y distinta en cada creación (desde un espectáculo de colores) en el mundo de los sueños, de la fantasía y de la persecución del enigma a través de percepciones extrasensoriales, su creación nos cautiva y nos atrapa milagrosamente.

Y es que la pintura de Pedro Roldán es la interpretación de la materia desde su mundo interior, pintando la luz sólo con el color, no necesita las sombras para encender la luz en el silencio.

Y es que la pintura de Pedro Roldán es aire fresco en la pintura de nuestros días, es el atrevimiento y la valentía, para transportarnos a un horizonte meditativo que nos proyecta a un mundo onírico de donde, quién sabe, si no es el llanto escondido de un alma que quiere detener el tiempo, inmortalizándose en su pintura.

La obra de Pedro Roldán, plagada de elementos simbólicos y, yo diría, que esotéricos, es una mezcla de magia, de astrología, de matemática, de hechicería geométrica, de irrealidades reales y de una alquimia cromática que no deja indiferente a nadie.

Nubes rosas, amarillas o violetas, ramajes verdes que emergen de la nieve, azules montañas que se prologan (desafiantes a la cordura) en tonalidades rosas, malvas y amarillas. Sienas, azules, carmines y verdes personalizados en una inmensa gama, en ocasiones, y puros en otras que, en forma de hadas, triunfan en la orilla de la quietud del agua en donde se reflejan.

Toda una inmensidad de colores dispuestos de forma libérrima e ilusoria provocan una sensación de misterio en el espectador, en un latido de emociones, que reinventan un paisaje real sin límite.

Todo es plácido; el color anuncia lo inefable y del mismo surge el silencio, la paz, lo atemporal, la soledad, la melancolía y los siglos buscándose a sí mismos en la altura; porque, no existe el paso del tiempo, ni la figura humana en su obra, que tan sólo es insinuada en la luz artificial de sus casas imbricadas en el paisaje al anochecer, con una perfección formal que rayan en un hiperrealismo místico, jamás conocido en la historia de la pintura.

Compartir:
martes, 19 de abril de 2011 | Por: Pedro López Ávila

Otras dos joyas de cartas de amor de Gibran

Entre sueño y sueño (Andrés Rueda) - www.galeriadeartelazubia.com

"Cuando alguien nos entiende, acaba esclavizándonos, pues aceptamos cualquier cosa con tal de ser comprendidos"

"Descubriste un punto oscuro en mi corazón, lo tocaste y desapareció para siempre, permitiéndome ver mi propia luz"
Compartir:
lunes, 18 de abril de 2011 | Por: Pedro López Ávila

DOS BONITAS FRASES

Francisco Calabuig - http://www.galeriadeartelazubia.com

“Tú me das tanta alegría que llega a dolerme y me provocas tanto dolor que llego a sonreír”

“Los poetas no son aquellos que escriben poesía, sino todos aquellos que tienen el corazón lleno del espíritu sagrado del Amor”

Kahlil Gibran (1883-1931)
Compartir:
viernes, 8 de abril de 2011 | Por: Pedro López Ávila

PRESENTACION DEL LIBRO "EL AZAR DE LOS DÍAS" POR EL CATEDRÁTICO DE TEORÍA DE LA LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD DE GRANADA, D. ANTONIO SÁNCHEZ TRIGUEROS

D.Antonio Sánchez Trigueros y yo durante la presentación

El Profesor D. Antonio Sánchez Trigueros,  Catedrático de Teoría de la Literatura de la Universidad de Granada, presentó en el día de ayer, en la “Cuadra Dorada” el poemario “el azar de los días” de Pedro Lopez Ávila.

Tras resaltar el escenario, donde se realizaba el acto, como un lugar impregnado de profundas raíces históricas, que describió desde sus orígenes y como lugar de encuentro de escritores a lo largo de su historia y al que calificó “como se dice ahora de emblemático”

Acto seguido,  realizó un detallado análisis de la obra en la que se detuvo en aspectos de carácter literario y en un análisis profundo tanto del contenido cuanto de la forma, poniendo especial énfasis en la forma, con continuas ejemplificaciones sobre el texto y con un marcado carácter científico didáctico.

Comentó la proliferación de imágenes  novedosas que aparecían en el texto ( sin llegar a ser surrealistas), un estilo nuevo en el decir; de una profunda reflexión producto de la madurez del poeta  y de un trabajo muy concienzudo y perseverante desde el punto de vista técnico.

Finalmente realizó la lectura de uno de los poemas que le habían atraído de forma muy especial, por tratarse de una terminología actual en un mundo dominado por la tecnología, significando que a partir de Victor Hugo,  “todas las palabras estaban ahí para expresar”, claro, continúo diciendo, siempre que estén bien dispuestas y guarden  armonía unas con respecto a las otras.

Por último, tomó la palabra el autor del poemario para explicar, entre otras cosas que “el azar de los días” no era un libro de pensamiento, sino un poemario en el que trataba de resaltar como el amor es la insumisión total contra las leyes del tiempo y como sólo la fe en el amor chocaba violentamente con la concepción del amor de que la nada se yergue, así como que la obra tenía la pretensión de enraizar el tiempo y el amor, en un todo (en un instante único e inmutable), embistiendo contra sus propios límites y naufragando en el silencio.

Continuó su intervención destacando  que, al igual que el prologuista del libro, el poeta Antonio Praena,  entendía que “el amor el placer y el diálogo son una misma cosa en este poemario.

Finalizó el acto con una lectura de poemas por parte del autor del “azar de los días”, que recibió múltiples pruebas de cariño y afecto por parte del público que llenó la sala.

Compartir:
jueves, 31 de marzo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

PRESENTACIÓN DE "EL AZAR DE LOS DÍAS"


El próximo 7 de abril, a las 19 horas, tendrá lugar la presentación del poemario “El Azar de los Días” de Pedro López Ávila, prologado por el poeta Antonio Praena Segura y publicado por la Editorial Alhulia.

El acto se celebrará en la “Cuadra Dorada” (Casa de los Tiros) y la presentación del mismo será llevada a cabo por el Catedrático de Teoría de la Literatura de la Universidad de Granada, Antonio Sánchez Trigueros.
Compartir:
lunes, 28 de marzo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

ALGUNOS COMENTARIOS DE UNOS BUENOS AMIGOS SOBRE EL AZAR DE LOS DÍAS

Davila Fotos - http://www.davilafotos.com/


Querido Pedro: hemos leído tu libro, desgarrador, directo, sin tapujos, en un lenguaje de hombre maduro, curtido con el tiempo, y exhausto de las banalidades de la vida.

Una desnudez integral de tu sentir, pensar, soñar...

Un niño, tras el disfraz de un cuerpo adulto, mirando con la sutileza de la franqueza, los matices de los entresijos del tiempo.

Un hombre, que se deshace de su piel, por no tener ya ganas ni sitio donde esconderse.

Un canto al desencanto, sabiendo tocar y bailar ese tipo de palos.

Un auto–psicoanálisis, metiendo los dedos hasta lo más adentro de un mundo, que precisa girar sus planetas en el sentido que mejor le sienta.

Un punto de interrogación que se cuestiona ¿ quién es?.

Un anhelo de una realidad con más realeza y menos pedigüeños con trajes caros, sin hartarte de comer pan ajeno...

Un Amor, desprovisto de su correspondencia, navegando en un mar con olas, viento, mareas, y lluvia de sal por el cuerpo.

Una hemorragia de tiempo que hace mella en las reservas del contento.

Una muerte tuteada, observada y respetada como una Dama.

Una mente que fantasea sobre las ascuas de hogueras venideras.

Un amar sin amar, con el imperioso deseo de Amar y ser Amado.

PEDRO LÓPEZ ÁVILA hace una proeza de sinceridad pura, cristalina como las pupilas de sus ojos, que se iluminan cuando algo lo estimula, aportándole vida.

Un poemario con todos los ingredientes de una sabiduría adquirida y destilada en un corazón que mira la existencia cara a cara.

Un reto: haber descifrado algunos secretos de un tiempo escurridizo y voluble como las nubes en una tormenta.

Una armadura que se rompe así misma, por tal de dar espacio y aire a un ser que quiere volar libre, feliz en un cielo inconmensurable.

Una ilusión en que las cosas cambiarán, poniendo en su lugar los valores que ennoblezcan la condición humana.

El AZAR DE LOS DIAS es el canto de un pájaro de alto vuelo, que ha emigrado hacia todas las latitudes en la búsqueda por instinto de un calor llamado íntimo.

Es la cosecha de muchas siembras, labradas a mano, sudadas y repartidas con la generosidad de quien está viendo que este mundo es sólo un fragmento de tiempo camuflado en lo eterno infinito.

Nuestra más sincera enhorabuena , a este artista, por haberse dado a luz, en un parto múltiple de segundos o minutos, de un reloj que ha perdido sus agujas en el juego de la metafísica.

PEDRO LÓPEZ ÁVILA: en los alambiques de su taller de alquimia, crea palabras y frases, trasformando el lenguaje plomizo en oro, con todos sus brillos y, como perlas inmaculadas de mares profundos y cálidos, las engarza con la Maestría de un MAGO…

Con todo nuestro Amor y Respetos de amigos, hermanos...

Te deseamos que todo lo que busques lo encuentres y lo que anhelas te alcance.

Hoy y siempre, en un tiempo relativo.

Un abrazo cósmico...

Enrique y Mar...
Compartir:
viernes, 25 de marzo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

Comentario de Manuel Cerezo Arriaza

Francisco Calabuig - www.galeriadeartelazubia.com


Francisco Calabuig, Paisaje con cerezos, Galería de Arte la Zubia, 28 de marzo de 2011

El paisaje como género pictórico nace en el Renacimiento, al principio es un fondo que anima la presencia de la figura en primer plano. Este paisaje renancentista es ideal, idílico, pues corresponde a la visión de la naturaleza como armonía universal.

En el Manierismo y en el Barroco el paisaje va adquiriendo autonomía propia como motivo plástico, aunque muchas veces se acompaña de figuras integradas en el panorama o de esculturas figuradas que le dan majestuosidad y apuestan por la integración del orden natural y el orden social.

La actual exposición del Gran Palais, "Paysage et idéal", muestra este origen del paisaje como un antagonismo entre la naturaleza y el ideal. El arte va a aprendiendo a ver la naturaleza en sí misma, desligada de su concepción naturalista idealizada. En el siglo XVIII el paisaje sigue siendo preciosista, exquisito. Más tarde el Romanticismo nos enseña un paisaje alterado, furibundo o tétrico. El paisaje realista nos decepciona por su simplicidad o el paisaje naturalista es el campo como espacio de trabajo y sacrifico para el hombre.

Tendremos que esperar al Impresionismo para que los pintores salgan a pintar a la naturaleza, a captar la luz y el color que aparecen y se desvanecen a cada instante, en cada hora y lugar, demostrándonos que nunca el mismo paisaje es idéntico y que todo es una pura captación sensorial.

A partir de entonces no es fácil que ningún pintor pueda sustraerse a la experiencia impresionista, aunque seguir sus principios no dejaría de ser una reproducción.

Por esos los paisajistas contemporáneos, que no quieren caer en el paisaje abstracto del color y la forma puros, desligados de cualquier referencia externa, tienen que hacer un esfuerzo personal para descubrir en lenguaje diferente en la invención del paisaje.

En este sentido se aprecia el valor de la obra de Francisco Calabuig en la que podemos contemplar la sencillez idílica de la vida rural, los cielos animados de presencias invisibles, el campo esplendoroso de belleza y las flores ridentes y cantarinas. Esa explosión de vida, luz y color, animados por el paso de las nubes y la brisa ligera le dan un encanto especial e irrepetible a cada una de sus obras.

Es la demostración de que a pesar de la tan larga trayectoria del genéro este no está agotado ni puede agotarse, porque el paisaje no es copia, sino invención, creación, más que recreación. Y que, como descubriera Balthus en sus paisajes postimpresionistas tan inspirados en Claudio de Lorraine y en Poussin, el paisaje es pensado, amado, sentido, proyectado y vivido en el espacio imaginario del cuadro. La experiencia del paisaje es una experiencia de interiorización, de sueño, de fantasía.

Y así los sueños y fantasias de Francisco Calabuig son risueños, alegres, cantarinos, amables, halagüeños. La fidelidad no está tanto con el natural como con un estado de ánimo interior.

Manuel Cerezo Arriaza
http://manuel.cerezo.name/archives/000652.html
Compartir:
miércoles, 23 de marzo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

FRACISCO CALABUIG

Otoño Aranjuez - Francisco Calabuig - www.galeriadeartelazubia.com

Elegir una plácida escena de la naturaleza: mirar los trigales en el sol estival, encendiendo la tarde, impregnándola de amarillos y dirigiendo su mirada hacia arriba, hacia una nube plomiza y amenazante de lluvia, cuyos grises,  malvas y blancos envuelven y matizan de forma finísima todos los planos del lienzo para crear una atmósfera casi pesada, es tarea reservada a privilegiados, como es el caso de Francisco Calabuig.

En Francisco Calabuig se funden el alma con el paisaje, la mirada humedece al lienzo de un espíritu, aparentemente sereno,, de una pincelada casi siempre tranquila que se extiende en delicadas capas de pintura, coadyuvando a una extraordinaria nitidez del contorno; pero de un alma que busca la transcendencia a través del paisaje.

Decididamente Francisco Calabuig utiliza la pincelada o la paleta suelta, dedicando particular atención en los acentos de luz, que consigue con el propio color y las sombras (la luz y el color son una misma cosa), con unas gamas inmensas de verdes, malvas, carmines, amarillos ocres, burdeos y un sinfín de mezclas tan personalizadas que hacen del artista a uno de nuestros mejores pintores contemporáneos de un impresionismo que aletea en el realismo.

Concilia el oficio con un profundo trabajo, que descubrimos detrás de cada una de sus obras, en una incesante búsqueda de la captación de la luz de cada segundo del día, en el que el tiempo y el espacio son un todo.

Es evidente, por tanto, que el escenario paisajístico de Calabuig se adecua en el más alto grado a los intereses plásticos de la fidelidad, autenticidad y honradez de la pintura contemporánea y de hecho tiene entrada en el “Diccionario de Pintores y Escultores Españoles del S. XX”
Compartir:
domingo, 13 de marzo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

FLOTANDO EN PLATAS

Flotando en Platas - Andrés Rueda - www.galeriadeartelazubia.com

Cuando nos situamos frente a esta obra de Andrés Rueda no podemos por menos que observar que la luz destruye y consume las formas, dejando un espacio abierto a un referente(de un rincón cualquiera de la naturaleza)que despierta en el receptor sensaciones que evocan lo eterno y lo inmutable.

El tiempo se detiene en la quietud del agua en donde los ramajes, acariciando la superficie del agua flotan en el primer plano de la parte inferior del lienzo.

Para su consecución, con inusual atrevimiento y valentía, utiliza todo tipo de materiales (texturas conseguidas a base de sedas pegadas, pan de plata, resinas y veladuras)

Por encima, toda una fiesta de colores en donde los ocres personalizados se mezclan con colores puros, sin mezcla ,con zonas calientes, distribuidas de forma libérrima, sobre un fondo azul para conseguir formas más suaves y encontrar el equilibrio de unas aguas apacibles,en donde se reflejan el destello de árboles insinuados y la sombra ocre de los ramajes.

A la derecha, también, en primer plano, la luz se sustenta en una mezcla de azules que de manera evanescente se enhebran hacia la conquista de la luz, de tal suerte, que avanzan hacia colores fríos con un sentido de la armonía que provocan el equilibrio de las formasy, que van ascendiendo hacia las áreas más amplias(del segundo plano)hasta conseguir la culminación de la luminosidad y la atmósfera.

En el tercer plano, toda una gama de singular policromía, con gran domino del esfumato y, así, producir una sensación de profundidad y lejanía, aunada a la forma de tirar los colores que se asemeja al puntillismo,con zonas abiertas y fugas en todas las direcciones sobre la poesía de los azules.

Andrés Rueda tiene un sentimiento intimo y profundo de la naturaleza y una fuerza en su pincelada que hace que en sus obras haya más emoción y sentimiento que ciencia y academicismo, es un pintor romántico o quizá neoimpresionista, lejos de la severidad de las normas, pues mediante el color capta la atmósfera, la luz y la naturaleza real, donde no hay lugar para los contornos definidos.

A.Machado dijo: “el impresionismo es una pintura de ciegos que quiere alcanzar la luz”.
Compartir:
martes, 8 de marzo de 2011 | Por: Pedro López Ávila

El azar de los días



El amor como azar en el tiempo.
Pedro López Ávila, El azar de los días, Salobreña, Alhulia, 2011
El tercer poemario de Pedro López Ávila nace de una profunda conciencia existencial, en la que la duda queda redimida por la imaginación y el sentido de estar siendo en cada instante un sujeto abierto al amor.

Es una obra sentida y pensada en sólidas lecturas filosóficas (Heráclito, Heidegger) y poéticas (Rilke, Garcilaso, Quevedo, Lorca) que dejan en ella huella de intertextualidad. En esta consciencia de la fugacidad y perennidad del instante, está advertido del valor o de la necesidad del silencio, pues “la palabra auténtica / encuentra su sentido en el silencio”. Pedro López que ha descubierto “la gramática del silencio”, sabe hacer brotar de ella todas las “palabras imposibles” que acallan una certidumbre no deseada, o emprende el reto de lo inefable, en su “intento de nombrar/ emociones sin nombre”.

Para López Ávila, la poesía es una resistencia y una rebeldía que desgarra ese silencio para decir sobre el amor y el tiempo. El amor es un azar que sucede en el tiempo, que ocurre en un presente que es inmutable (“A veces, presentía un presente/ inmutable...”) ya que en la experiencia de la vida siempre estamos en presente. Pero ese presente es también fugaz, sujeto a las “horas del azar”, con que se expresa la consciencia de que “el tiempo me presta la vida”, y que el amor puede ser un instante eterno: “Mira el momento que nos mira, /hazlo eterno”.

El tiempo del goce ingenuo no conoce límites ni barreras, hasta que no llega la mudanza de los días y las horas, y el amor queda atrás como un trazo, en el “cruce de una pregunta y una respuesta”. Así el tiempo que era presencia sin segundo, se escinde en ayer para ubicar la memoria del amor, dejando un sentimiento de orfandad y desolación. Y el tiempo se aprende a medir “con los números del reloj” y se agradece el aplazamiento de las horas.

Entonces aparece la duda, ante la pérdida de la plenitud, del ideal, y esta se hace duda metafísica “Tal vez todo no sea nada”. Solo la imaginación puede redimirnos de la duda, en un intento amoroso de desplazar el tiempo. Puede ser en una fantasía nocturna, soñada, en la que la plenitud amorosa se recupera con fugacidad.

Este querer desandar el tiempo se expresa vivamente en el poema “Furtivos secretos”, en el que se quieren desatar “los nudos del azar” con la entrega a otro cuerpo, en donde se amortigua el amor bajo “la coraza sin llave de la severa metáfora del caracol”.

Esa consciencia existencial del ser para la muerte aparece frecuentemente en esta obra. Se acoge, por ejemplo en el poema “El funeral”, como una crítica de la actitud superficial y evasiva con que se ve la muerte, en donde se instala la idea, consoladora pero falsa, de que “solo se mueren los otros”.

La palabra poética es, para Heidegger, “la casa del ser”, pero esta palabra puede tener peso (“Pesaban las palabras”): “Buscaban su plenitud/ en el horario del agua,/ como una gacela joven/ una tierra acariciada”. Y es que la palabra puede “beber en el tiempo” para grabar los besos y revelarlos. Entonces la palabra se arriesga a ser tachada de locura, pero se desahoga “en el camino de lo perdido,/ en la última línea del destiempo”.

Así la existencia del ser humano aparece como un continuo estar abrazado a lo inútil “a los fusiles plateados del tiempo”. Queda una consciencia pesimista de desprendimiento de afanes perdidos: “somos todas las cosas que se quiebran”. Y se asietna la consciencia de la fantasía y la ilusión: “Tal vez nada en la carne”. Manuel Cerezo Arriaza

http://manuel.cerezo.name/archives/000643.html
Compartir: